viernes 24 de septiembre de 2010
CONVOCATORIA CONTRA LA POBREZA
Rafael de Riego, 1 6 , 3 º dcha. • 2 8 0 4 5 Madrid
Tel. (+ 3 4 ) 9 1 50 6 1 8 2 8 • Correo-e: http://es.mc283.mail.yahoo.com/mc/compose?to=juspax@juspax-es.org
web: http://www.juspax-es.org/
Desde hace unas semanas se ha puesto en marcha La Alianza contra la pobreza por un motivo especial, la cumbre en Nueva York para la revisión de los Objetivos del Milenio (ODM); con tal motivo La Alianza celebró un acto en la plaza de Callao el pasado sábado día 1 8 , en el que hubo una discreta presencia de medios de comunicación y de miembros de las organizaciones integrantes de La Alianza. Por ello se ha emitido un documento titulado "Revisión ODM cifras contador", este documento contiene información abundante sobre el estado actual de la pobreza.
Se ha mantenido una reunión de La Alianza en la que se ha informado de la manifestación contra la pobreza que ya es tradicional en octubre; este año será el domingo día 1 7 , saliendo de Cibeles a las 1 2 :00 y terminando en Sol a las 1 4 :00, el lema será " La Pobreza no esta en crisis". En los próximos días se mandaran a imprenta los carteles y resto de materiales para la adecuada difusión. Previsiblemente en los primeros días de octubre estarán disponibles estos materiales para proceder a la mayor difusión posible dentro de los ámbitos en que nos movemos.
Para refrescar un poco la memoria respecto a las actuaciones y documentos emitidos en los últimos meses por La Alianza se adjuntan dos documentos mas:
1.- Manifiesto contra el plan de ajuste del Gobierno de mayo pasado, con motivo de dicho plan, en lo concerniente a cooperación no solo se ha producido una reducción de 50 0 millones de euros, sino también el abandono del de la promesa de alcanzar el 0, 7 % del PIB en la legislatura, de modo que nos hemos estancado en menos del 0, 4 5 %, el gobierno dice que ha avanzado mucho respecto a gobiernos anteriores.
2.- Documento programático de la Alianza , en el que de un modo ordenado y formal se recogen las líneas de acción y reivindicaciones de la Alianza , y de la que formamos paste Justicia y Paz.
miércoles 22 de septiembre de 2010
Fuerza colectiva
Publicado en La Voz de Cádiz, 05/04/2010
¿Cuántas personas en total habrán salido en alguna de las procesiones de Semana Santa o en alguna de las agrupaciones carnavalescas? Si en la última Cerbatana considerábamos a la industria del Carnaval como una de las principales fuentes de ingresos de muchos gaditanos… ¡qué se puede decir de la capacidad de aglutinar a jóvenes y mayores de las cofradías gaditanas! No sé si Pepe Blas habrá contabilizado cuántos serán en número los que, ya sean en una chirigota, en un coro o en una cofradía, han salido a la calle. Seguramente miles. Una auténtica fuerza colectiva.
Si intentamos romper un cristal con un dedo es seguro que no lo conseguiremos, si lo intentamos con los cinco dedos cerrados en forma de puño, quizás sí. ¿Por qué no aprovechamos esta fuerza de los gaditanos que gracias al Carnaval y a las Cofradías disponemos? No una fuerza para exigir empleo, sino una fuerza para generar empleo. Una Ciudad unida hacia un objetivo común siempre será una Ciudad más fuerte y solvente que cada uno en su lucha por su cuenta y riesgo. Esto me lleva también a alarmar por el desastre y decepción que viene siendo la fracasada Mancomunidad de la Bahía.
Ni papá Estado ni el tío Pepe Griñán nos van a regalar nada de aquí en adelante dado el rumbo que está cogiendo la economía en nuestro país y en la UE, pero poder contar con esa fuerza colectiva para adelantarnos a otras ciudades y liderar una economía basada en la innovación, la creatividad, las nuevas tecnologías, el turismo marítimo, la creación de una marca sostenible y duradera como es el Cádiz histórico, el Cádiz arqueológico o el Cádiz constitucional nos puede salvar del fracaso colectivo de una Ciudad parada.
martes 21 de septiembre de 2010
Labordeta 1935-2010
El hombre que reinventó Aragón
por FERNANDO BAETA, publicado en El Mundo, 21/09/2010
Su voz rota, triste y amarga levantó a todo un pueblo en épocas oscuras en las que resultaba difícil, incluso, alzar la cabeza. De pocos hombres puede decirse lo que no es aventurado decir de José Antonio Labordeta: que él solo reinventó un pueblo, que unas estrofas suyas reinventaron Aragón. Bien pudo ser él el autor de las palabras de Pablo Neruda cuando confesó que había vivido y escribió que «de estas tierras, de este barro, de este silencio, he salido yo a andar, a cantar por el mundo». Dos canciones, dos simples pero infinitas canciones, ayudaron a delimitar las costuras sobre las que actualmente se asienta una tierra que durante demasiado tiempo se sintió invisible y abandonada, que vivió de espaldas a la vida, ahogada en su sequedad, derrotada en su victoria.
La primera, 'Aragón' (1974), marcó la frontera, el antes y después de un pueblo que había dejado de respirar; le devolvió la posibilidad de ser, de creer y de crecer: «Polvo, niebla, viento y sol, donde hay agua una huerta. Al norte los Pirineos, esta tierra es Aragón». Este quejido, que su autor escribió en 1970, logró que la sangre volviera a circular por un cuerpo antaño inerte que, ahora sí, quería ponerse en pie. La segunda, 'Canto a la libertad' (1975) —que dará la vuelta mundo y se convertirá en un himno universal contra las dictaduras—, fue capital para que quien acababa de ponerse en pie, de levantarse, quisiera andar, quisiera volar, ser libre: «Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad». La suma de estas palabras, la música de estas canciones, marcaron la topografía de un pueblo que ansiaba existir y existir en libertad.
Sería injusto, además de falso, tratar de reducir la vida de José Antonio Labordeta a sólo dos canciones, porque él lo ha sido todo en su tierra, una tierra a veces inhóspita con los suyos, como reconocía el propio interesado, donde nunca ha sido fácil destacar y sobrevivir para contarlo. Además de cantautor (24 elepés) y escritor (25 obras publicadas entre poesía, narrativa, viajes y memorias), fue profesor de instituto (Teruel y Zaragoza), inventor de periódicos (actor activo en la puesta en marcha en 1972 de 'Andalán', otro de los hitos en la reinvención de Aragón); periodista, articulista, analista político, político en activo (hombre cercano al PCE en las primeras elecciones democráticas, participó en 1976 en la creación del Partido Socialista de Aragón. Fue diputado en las Cortes de Aragón y en las de Madrid de la mano de la Chunta Aragonesista, partido nacionalista y de izquierdas que ocupó el hueco dejado por el PSA cuando éste fue engullido por el PSOE); también hizo sus pinitos cinematográficos y fue presentador y conductor de programas de televisión como 'España en la mochila'.
Hizo de todo y todo lo hizo bien: con un compromiso ético de hombre de izquierdas y una honestidad, dignidad e intensidad incontestables. Siempre formó parte de esa «insólita cofradía de creadores pensativos, rebeldes frente a tanta opresión y tanta mediocridad», como recordó el catedrático y amigo Eloy Fernández Clemente cuando el cantautor recibió, el 23 de marzo de 2010, el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza. Pero sería asimismo injusto, además de falso, no reconocer que esas dos canciones, esos dos gritos, esos dos lamentos, y lo que representaron en su momento y siguen representando, todavía ahora magnifican, aún más si cabe, la vida y la obra del zaragozano más importante del siglo XX.
lunes 20 de septiembre de 2010
¿ NOS ENGAÑAN NUESTROS POLÍTICOS? por Jaime Rocha
Decir que España no funciona como país, no resulta original a estas alturas. Estamos hartos de oír y decir: “la Justicia es lenta, luego no es justa”, “la Educación necesita con urgencia un Pacto de Estado”, “nuestros militares en “misiones de paz” deben estar mejor equipados”, “batimos récords mundiales de paro”, “la corrupción esta generalizada”… y tantas otras cosas, en mente de todos, manifiestamente mejorables.
Abría que añadir, sin pretensión de originalidad, que la Democracia, en nuestro país, tampoco funciona. Cuando un partido político, tras un proceso electoral, obtiene la confianza mayoritaria de los ciudadanos, se dice, y es verdad, que gobierna aplicando el rodillo. Por el contrario, si el resultado de las elecciones no concede a un determinado partido la posibilidad de gobernar en solitario, empieza el baile político, cada cual busca pareja y llegan a pactos que hacen posible la gobernabilidad.
Esto sucede a todos los niveles y en todas las administraciones y es, hasta cierto punto correcto. Si una formación política expone claramente su programa, sin animo de engaño, y su victoria no es suficiente, debe buscar aliados, pero aliados que se aproximen y acepten las líneas programáticas mas importantes.
Lo ideal serian unas alianzas preelectorales, que cada elector conociera de antemano lo que vota, pero eso aquí es imposible, las distancias ideológicas y de intereses entre partidos es tan importante que lo hacen inviable.
Lo que sucede después es sencillamente un engaño a la ciudadanía. Los pactos postelectorales, considerando lo dicho más arriba, son simples pactos de conveniencia, pactos donde partidos políticos con programas e idearios totalmente opuestos, se unen para aprobar leyes que nos afectan a todos y en la que, generalmente, es el pequeño partido el que impone desmesuradas condiciones.
Se echa de menos a Julio Anguita y su famoso: “Programa, programa, programa”, se podía no estar de acuerdo con él, pero la coherencia y responsabilidad ante sus votantes eran dignas de admiración. Eso hoy no existe.
“Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros” decía Groucho Marx, y esa es la norma ahora en España. Se cambian programas y principios por votos o dinero y se llega a alianzas absolutamente incomprensibles y contra natura. Ya todo vale con tal de sacar adelante unos Presupuestos o una ley.
Pongamos por caso que Vd., o yo, hemos votado al PSOE, es solo una suposición, en la últimas elecciones generales, y que, siendo, como somos, personas responsables, hemos leído los distintos programas, al menos en sus líneas maestras. Después de eso, responsablemente, hemos decidido votarles, y lo mismo que nosotros, otros once millones de españoles. Pues bien, sin saber porque, haciendo uso de esa mayoría y por conveniencia política, se busca unos aliados, que casi caben en un taxi, y se sacan de la chistera una “Ley de la despenalización del aborto” que nadie, salvo los del taxi, habían pedido. “Pero, oiga, ¿y sus electores? No estaban informados de esas intenciones, para el caso de que ya las tuvieran”. “No importa, quedan todavía dos años para las generales, para entonces ya se han olvidado”.
Así nos va. Prometen, ofrecen, hacen programas y nos juran por lo que haga falta que si ganan cumplirán escrupulosamente lo pactado. Luego….ya vemos como se comportan, y fían su futuro electoral a nuestra mala memoria.
Muchos de estos males de nuestra democracia, que la desvirtúan hasta extremos de hacerla irreconocible como tal, tendrían remedio si los dos grandes partidos llegaran a un acuerdo que permitiera modificar la actual Ley Electoral. Soñar es gratis.
Esto no sucederá, y esta pésima ley tendrá aun larga vida. Los dos grandes partidos, salvo fenómenos imprevisibles, tienen asegurada la alternancia y, como las mayorías absolutas son difíciles de alcanzar, los pequeños partidos, los separatistas o los del taxi, encantados de una situación que les permite hacer su voluntad ejerciendo el viejo sistema del chantaje. ¡Bonito panorama para un país que se dice moderno¡
Creo recordar que fue Alfonso Guerra quien certificó la muerte de Montesquieu en nuestro país y no le faltaba razón. Asistimos atónitos, bueno por lo que se ve solo algunos, a la concentración del poder en unas solas manos, las del Gobierno, y eso tiene otro feo nombre.
El Poder Legislativo ejerce sus funciones a base de pactos y mas pactos del Gobierno, ahora con estos, mañana con los otros, no importa quienes sean ni sus objetivos (a veces la desmembración de España), es la conveniencia del momento de quien manda. ¿Control al Gobierno? ¿Quién se lo cree?
El Poder Judicial está absolutamente contaminado. Sus órganos rectores, sus altos tribunales son nombrados por los propios partidos en función de su representación parlamentaria y resulta cada vez mas evidente y descarado que quienes deberían ejercer como Poder del Estado no lo hacen y se limitan a seguir las directrices del Gobierno de turno.
¿Y el cuarto poder? Tampoco. Los grupos editoriales independientes casi no existen. Podemos elegir ver una televisión o leer un periódico sabiendo siempre de antemano lo que nos va a decir, hacia donde inclinan sus opiniones, quien está detrás.
Afortunadamente en todos los casos existen honrosas excepciones. Aun quedan españoles dignos y honrados, políticos, jueces, periodistas y en todas las profesiones, pero el Sistema está viciado y ahoga, casi hasta la asfixia, a las buenas gentes.
viernes 17 de septiembre de 2010
El alma está en el cerebro, de Eduardo Punset
Autor: Eduardo Punset.
Editorial Santillana, Ediciones Generales, S.L.
Punto de Lectura, S.L. 2007.
Eduardo Punset (Barcelona, 1936), escritor, abogado, economista y divulgador científico, ha sido ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas, Conseller de Finances de la Generalitat, presidente de la Delegación del Parlamento Europeo en Polonia, representante del F.M.I., profesor y periodista, y es autor, entre otros libros, de “La salida de la crisis” (1980), “España sociedad cerrada, sociedad abierta” (1982), “La España impertinente” (1986), “Manual para sobrevivir en el siglo XXI” (2000),”Adaptarse a la marea” (2004), “Cara a cara con la vida, la mente y el universo” (2004), “El viaje a la felicidad” (2005) y “El alma está en el cerebro” (2006). Desde 1996 dirige y presenta el programa Redes en Televisión Española.
Contenido: Emociones, ideas, temores, deseos, espiritualidad y otros aspectos de la vida de los seres humanos dependen de las complejísimas operaciones del cerebro. Cuando nos interrogamos acerca de nosotros mismos, las preguntas que surgen son infinitas: ¿es el alma sólo el resultado de reacciones químicas y eléctricas?, ¿se puede manipular el pensamiento de otros?, ¿los artistas tienen un cerebro distinto?, ¿lo que sugiere nuestro inconsciente es lo que somos?, ¿nos engañan nuestras percepciones? Eduardo Punset nos acerca a las reflexiones más relevantes de los investigadores sobre ese gran secreto que es el cerebro.
“Escuchar y leer a Punset es advertir que el desciframiento de nuestra materia gris puede suponer la frontera final de una humanidad que hasta ahora ha permanecido a oscuras y ha vivido equivocada. Recorrer “El alma está en el cerebro” supone desaprender multitud de asunciones y descubrir otras tantas”, según nos anuncia la editorial.
jueves 16 de septiembre de 2010
La Catalunya de pensamiento único
Revista La Factoría, publicado el 15-09-2010
El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha convocado elecciones al Parlament de Catalunya para este 28 de noviembre: el melón está abierto.
Poco podíamos pensar hace unos años que la intolerancia crecería tan aprisa y con tanta fuerza en Catalunya.
Que el independentismo tenga más o menos seguimiento no es lo principal, es más, se trata de una opción que no debería preocupar a nadie, pues la cuestión no es independentismo sí o independentismo no; la cuestión es libertad y democracia sí o libertad y democracia no.
En Catalunya, el independentismo es tan escaso como grande su dimensión mediática; hasta destacados grupos de comunicación le hacen el caldo, y es que la opción independencia tiene hoy un buen mercado, un negocio seguro, al que ni siquiera hace ascos quien heredó título nobiliario y le fue otorgada recientemente la dignidad de Grande de España por Su Majestad el Rey, como tampoco le han hecho ni le hacen otros grandes adinerados que también se formaron en el más rancio centralismo del franquismo.
Y es que en Catalunya hablamos, medio en serio medio en broma, de la aparición del capitalismo financiero-independentista como el más reciente fenómeno de la independencia, y digo medio en serio muy en serio pues, como estamos viendo en Europa tras la desaparición de las fronteras, y con ellas de los aranceles, desde el punto de vista ultraliberal, que cada vez impera más, tener un “Estado menor” (expresión ideológica de la lideresa Aguirre), podría incluso tener un cierto interés para determinados organismos internacionales financiero-económicos. La existencia de “Estados menores" fácilmente controlables, más débiles y menos contestatarios, no es más que un símil, puesto al día, de lo que ya sucedió tras la Gran Guerra, en que la autodeterminación permitió al nuevo capitalismo destruir definitivamente el Viejo Imperio (así se lo hizo saber a nuestro Romanones la diplomacia francesa para hacerle ver que la independencia de Cataluña no les interesaba). Para los neoliberales de hoy, la fragmentación europea (Kosovo, Montenegro, Países Bálticos, Moldavia, Georgia,…), está facilitando el control económico y dinamizando la desregulación de mercados (energético, financiero, político,…): a más pequeños, más manejables; la Europa de los 40, como los de Ayete...
El apoyo ciudadano que ha llegado a tener el sí a la independencia, en las consultas informales organizadas por sus valedores, tiene una horquilla que va desde un máximo del 22%, siempre en las comarcas del interior con tradición carlista o aún más conservadora, hasta un mínimo del 6%, en este caso en las ciudades metropolitanas de tradición de izquierda y cosmopolita, que tuvieron un papel principal, incluso jugándosela a veces, en la lucha antifranquista por la libertad, la amnistía y el Estatuto de autonomía.
Hay, pues, dos cataluñas (también otra, tan centralista como insignificante) con contenidos morales y políticos bien diferenciados. La cuestión principal está en que ambas deben convivir, como lo han hecho hasta ahora, algo que solamente puede suceder si el respeto y la tolerancia imperan. Y es esto lo que empieza a estar en el alero: lo que se está destruyendo es la ética común del convivir cotidiano, que tan bien nos ha ido desde siempre.
El presidente Barack Obama, en su reciente discurso sobre la nueva política de inmigración que quiere impulsar en los Estados Unidos de Norteamérica, decía sensatamente: "Considero que debemos apelar, no a los temores de la gente, sino a sus esperanzas, a sus ideales más altos. Porque así somos los norteamericanos. Está inscrito en el sello de nuestra nación desde la declaración de independencia: ‘E pluribus unum’ (De muchos, uno). Esto es lo que atrajo a los perseguidos y empobrecidos a nuestras costas. Esto fue lo que trajo innovadores y audaces de todo el mundo a probar suerte aquí, en el país de las oportunidades. Esto fue lo que llevó a la gente a soportar miserias indescriptibles para llegar a este país de nombre Estados Unidos".
Y apelar a los temores puede hacerse de muchas maneras: abriendo debates sobre lo secundario de la inmigración y olvidando lo principal, como se ha hecho; atemorizando a quien no piensa como tú, queriendo hacer creer que hay catalanes buenos y catalanes malos, que es justo lo que ahora está pasando. La diferencia, para quienes actúan así, ya no está en ser de derechas o de izquierdas, sino en el grado de adhesión hacia su Catalunya metafísica, lo que es, ni más ni menos, que el primer paso hacia al nacional-populismo.
Son catalanes malos los que quieren racionalizar el tema de la inmigración y rechazan el recurso fácil del populismo; los que no se adhieren a la prohibición de las corridas, aunque no les gusten los toros; los que no creen en la independencia; los que sostienen que hace falta luchar por una solución constitucional a la sentencia del Estatuto; los que piensan que es mejor vivir dentro de España; quienes llevan con satisfacción una camiseta de La Roja; los que explican que la bandera estelada (hoy símbolo de la independencia) la creó para sí Estat Català, el partido nazi catalán, etc.
Si en los medios independentistas o nacionalistas de todo signo, con TV3 y Catalunya Ràdio de buque insignia (¿para cuándo una radio y televisión pública veraz, objetiva, plural e independiente?: nos basta con que sea inteligente), la respuesta continúa siendo la de intentar criminalizar a quien piensa diferente, el futuro que viene será muy incierto: querer imponer una Catalunya de pensamiento único tan sólo nos llevará a la decadencia del país. Y están cerca de conseguirlo.
Parece cumplirse aquello que ya vio en 1934 ese gran pensador político catalán que fue Amadeu Hurtado, cuando escribió (Abans del sis d’octubre. Quaderns Crema. 2008): “Es la mar de curioso, que a medida que van creciendo con fuerza los extremismos del catalanismo, aflora a la superficie todo el poso que ha dejado en nuestro pueblo la influencia castellana o madrileña. Es, el nuestro, un caso que me recuerda las Repúblicas sudamericanas: El burocratismo, que nos era desconocido (sin duda, por carecer de gobierno propio) hace ya tantos estragos como en Madrid, a pesar de lo reciente de nuestra autonomía. El caudillaje como la única expresión política que encaja con la educación del pueblo. Y ahora resulta que el poder nota a faltar un ejército que le sirva de soporte como en la vieja política española, y la preocupación más viva de los catalanistas es crear una fuerza armada que supla al ejército y con la que se habrá de contar siempre en nuestros problemas políticos”.
Era 1934, y otra era la situación, pero los anhelos por crear una gran burocracia que de empleo a todos ellos; tener un líder indiscutible y metafísicamente catalán; y un ejército que defienda su no menos metafísica Catalunya, es algo aún presente en el sentir de nuestros independentistas.
miércoles 15 de septiembre de 2010
España, un país en vía muerta
http://www.elconfidencial.com/
15/09/2010
Los informes sobre la economía europea muestran un denominador común en sus conclusiones: la crisis ha dejado de ser la enfermedad de todos y va quedando localizada en algunos estados de la UE, cuyo futuro permanece incierto. España es uno de esos países y, aunque nuestra dimensión disuade a los demás de abandonarnos a nuestra suerte, es previsible que los esfuerzos de los acreedores y socios se centren en aislar el problema español, para evitar situaciones análogas a las de los meses de abril y mayo cuando Grecia puso en serios aprietos a la propia Unión Europea. Ante cualquier contratiempo, la Unión Europea responderá con sus datos de crecimiento, separándose cada vez más de aquellos países que no crecen. Lo del todos a una puede ser agua pasada.Desde el verano de 2007 se ha vendido con éxito en España la idea de que los problemas españoles eran consecuencia de la crisis internacional y que o salíamos todos juntos o no salía nadie. Las evidencias, sin embargo, son otras: ha habido una crisis generalizada, pero cada país ha tenido que aplicarse a resolverla, primero reconociéndola y después poniendo los medios para superarla. No ha sido el caso de España, mejor dicho de sus gobernantes, que la han estado negando hasta la primavera pasada y que, ahora, deprisa y corriendo, pretenden recuperar el tiempo perdido sin saber muy bien cómo. Es normal que la desconfianza se haya adueñado de los espíritus y se observen con incredulidad, también a veces con indignación, las propuestas del gobierno, alrededor de las cuales aletean los diferentes grupos políticos que, por activa o pasiva, lo oxigenan en espera de un futuro mejor.La crisis española, que es política y económica, trasciende a la internacional y en tanto no se reconozca así seguiremos condenados a ser rehenes de la estulticia y del instinto de supervivencia de un sistema, cuyo único objetivo es resistir. Lo que induce a la desesperanza es el fatalismo del discurso imperante, que se asienta en la superficie del problema, señalando como única causa de su prolongación al mal gobierno, sin entrar en otras consideraciones que no sean pensar en la sustitución del mismo, sin prisa alguna en ello. Todos saben que el problema es de mayor enjundia, pero nadie quiere asumir el fracaso de un modelo político y económico que ha agostado para largo tiempo las ilusiones de los españoles.Una de las consecuencias de lo anterior es que se va instalando la idea de que quienes gobiernan ahora o los que lo hagan en el futuro, respetando el statu quo, tendrán que administrar la pobreza que resulta del estancamiento de la economía de un país cuya población ha crecido notoriamente en poco tiempo: los recursos escasos tendrán que dedicarse a pagar las deudas contraídas y a atender mínimamente las necesidades sociales. Fuera de eso, desde la perspectiva de unos poderes públicos sin ambición de cambio, poco se podrá hacer; y, al igual que se ha logrado sobrevivir con la mistificación de la crisis internacional, se venderá el discurso fatalista de que no hay alternativa y toca aguantar.Hasta el momento se echan de menos los debates sobre las causas políticas y económicas de la situación española: se critica o se adula al jefe del gobierno, se discute si el Producto Interior Bruto crece o decrece una décima más o menos, y, en fin, se habla de las bondades de Basilea III. Por cierto ¿dónde van a buscar capital nuestras entidades crediticias? Todos asuntos importantes sin duda, pero a los que falta contrastar con una realidad de penurias sociales, educativas y políticas, que, como se ha demostrado, parecen útiles para el mantenimiento del poder, no para convertir a España en un país libre y civilizado.Las obligaciones pendientesEs normal resistirse a reconocer la realidad, y más si se sigue insistiendo vanamente en que estamos ante un mal pasajero debido a causas externas. Se rehúye debatir sobre las graves deficiencias de un Estado hipertrófico puesto al servicio de unas minorías políticas y económicas dedicadas al disfrute del poder y/o la riqueza mientras sea posible; algo que no es nuevo en nuestra historia y a cuya superación no se debería renunciar. El apabullante discurso oficial de que España tiene un modelo ejemplar es negado a diario por la carcoma que va destruyendo el tejido social y productivo. Oídos sordos y ya se verá.Se dice por algunos que resistir es vencer. Pero no siempre: Numancia resistió y perdió. En este momento se nos observa con inquietud y, a no tardar, se volverá a poner en duda nuestra capacidad para enfrentar las obligaciones pendientes. Por eso, se hará lo que se hace en los ferrocarriles cuando un tren se avería o causa perturbación al tráfico normal, ponerlo en vía muerta. Ese es el horizonte si no se rompe el cordón sanitario de la dictadura de lo políticamente correcto y se alumbra un proyecto civilizador para España.
*Manuel Muela es economista.
lunes 13 de septiembre de 2010
OTROS LO HAN LOGRADO....¡ ES POSIBLE ! por Jaime Rocha
Cuando ya se ha iniciado la andadura, las estadísticas nos van orientando sobre los lugares y el numero de personas que nos leen, lo que nos da una referencia de si se están cumpliendo los objetivos y en que medida. El siguiente paso, que llegará con el tiempo, es lograr la participación de los lectores a través de sus comentarios.
Todo esto es muy importante, no escribe uno para si mismo, sino para los demás, y no solo eso, sino que se trata de “aportar algo positivo”, de plantear los problemas, las deficiencias, los comportamientos denunciables, pero siempre tratando de buscar soluciones, de motivar a los responsables, de mejorar lo mucho que todavía necesita ser mejorado en nuestras sociedades, local, nacional o internacional, en una palabra: ser portavoces, mover conciencias.
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Hace unos días nos referíamos a un problema que se da con excesiva frecuencia en nuestra ciudad de Cádiz y en otros lugares, denunciábamos el estado de suciedad de muchas de sus calles, la proliferación de pintadas en paredes y monumentos y los actos vandálicos que con frecuencia se producen (“ Hay que acabar con esto” 13.08.10).
Con la intención de buscar soluciones, aportábamos algunas ideas que podían contribuir a mejorar a medio y largo plazo la situación. Medios correctivos y de concienciación de los ciudadanos que hemos visto aplicados en otros sitios con buenos resultados.
Citábamos expresamente al Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife y como una labor paciente de formación, desde las guardarías infantiles hasta las Universidades y Centros de Formación Profesional, había obrado el “milagro”. También nos referimos a la bellísima ciudad italiana de Florencia, visitada por miles de turistas cada año, y siempre en perfecto estado de limpieza, y hacíamos referencia a algunas medidas eficaces tomadas por las autoridades locales absolutamente disuasorias.
Hoy volvemos sobre el tema para aportar nuevas experiencias, esta vez en Portugal, nuestro país vecino y hermano. Dos ciudades al azar y distantes, Aveiro, (entre Oporto y Coimbra) y Elvas, a escasos kilómetros de Badajoz.
En ambos casos, observamos una importante presencia de turistas extranjeros, muchos, quizás mayoría, de españoles. Visitamos las zonas monumentales, restaurantes y comercios. Destacable en todas partes el estado de limpieza y especial cuidado con que los portugueses procuran hacer agradable la estancia quienes los visitan, esforzándose incluso en utilizar con mayor o menor fortuna, el correspondiente idioma.
Llegando a Sevilla hubo que efectuar una parada en una estación de servicio, junto a la que hay un restaurante…El suelo de la parte dedicada a restauración, presentaba un estado deplorable de limpieza, repleto de papeles y todo tipo de desperdicios, pero lo peor estaba por llegar. Los servicios, atascados y sucios, seguramente no habían recibido la visita del personal encargado de la limpieza en mucho tiempo y, desde luego, de los funcionarios de Sanidad responsables de la inspección de estos establecimientos, quizás nunca.
Si unos pueden, como estamos viendo, por qué nosotros no, por qué nos cuesta tanto alcanzar, al menos, unos niveles similares a los que vemos en otras ciudades, dentro y fuera de nuestro país.
Merece la pena el esfuerzo en dotación de medios, formación y colaboración de la ciudadanía y medidas disuasorias, pero… acabamos como en la anterior referencia a esta cuestión: Lo que no se empieza no se acaba. Alguna vez hay que empezar.
domingo 12 de septiembre de 2010
La Unión Europea: crisis y futuro, por Felipe González
Felipe González es ex presidente del Gobierno español.
En la cena del Consejo Europeo de primavera, me invitaron a anticipar las conclusiones del Grupo de Reflexión sobre el futuro de la Unión Europea. Naturalmente, se trataba de un breve resumen oral sobre el trabajo a punto de terminar del Grupo.
Para situarnos en el contexto, hay que entender que se trataba de aquella reunión, con tintes dramáticos, en la que se abordó a fondo la crisis griega, aunque la decisión sobre un rescate que no admitía dudas ni espera se tomara dos largos meses después.
Era tarde y el ambiente de tensión y cansancio lógicos no ofrecía el mejor escenario para hacer un debate sobre los temas del informe, a pesar de que el arranque del mismo se conectaba, lógicamente, con la crisis. Por eso decidí hacer un resumen que reflejara esa circunstancia y que da título a este artículo.
La crisis del sistema financiero, desencadenada en los países centrales y que arrastró al resto del mundo a una recesión económica global, representa un parteaguas de la historia que delimita la frontera de ganadores y perdedores en este proceso de globalización que estamos viviendo en los últimos 20 años.
A nivel mundial, parece claro el desplazamiento de poder del Occidente hegemónico durante dos siglos a un Oriente emergente, productivo, competitivo, ahorrador. Desplazamiento del Norte al Sur, de los históricos países centrales a los periféricos. El G-20, sustituyendo al G-8 por insuficiente y no representativo de la nueva realidad, es la imagen más visible de la era actual.
De las áreas económicas desarrolladas de la segunda revolución industrial -Japón, Estados Unidos y la Unión Europea de los Quince- hemos pasado a la emergencia con fuerza de China, la India, Brasil y, antes, los tigres asiáticos. Las relaciones de intercambio tradicionales se han alterado profundamente en materias primas, en manufacturas, pero también en acumulación de ahorro en Oriente y de deuda en Occidente.
El mundo cambió con el impulso galopante de la revolución tecnológica, con la deslocalización de inversiones, con nuevas potencias económicas e industriales; se configuró una realidad distinta en la que tenemos la obligación de situarnos para reaccionar si no queremos sufrir una inexorable decadencia y marginalidad.
Japón lleva más de 15 años en una situación de crisis de la que no alcanza a salir. Estados Unidos, a pesar de su flexibilidad y de su potencia tecnológica, hizo una falsa salida de la crisis de 2000, que, sumada a las aventuras bélicas del unilateralismo, terminó en las hipotecas basura, la quiebra de Lehman Brothers y la implosión del sistema financiero, en medio de desequilibrios históricos de la balanza de pagos y comercial.
La Unión Europea se contagió rápidamente, aunque no se admitiera durante meses, de los mismos males de Estados Unidos y entró en recesión. Naturalmente, se han hecho inmensos esfuerzos de rescate, han aumentado los gastos sociales, y sobre todo el desempleo, han aumentado los desequilibrios de las cuentas públicas, etcétera.
La crisis financiera -sistémica y global- es la causa inmediata del desastre, pero han de tenerse en cuenta dos circunstancias: la burbuja especulativa se viene incubando desde hace una década, y esta burbuja implosiona sobre una realidad económica no adaptada a los cambios mundiales inducidos por la revolución tecnológica y la globalización.
Por eso me atrevo a afirmar que la crisis opera como un rompeaguas de la historia, que marcará un antes y un después. Por eso estoy convencido de que debemos reaccionar con medidas anticrisis y conectarlas con las reformas estructurales pendientes desde hace mucho tiempo, como se veía en el diagnóstico de la Agenda de Lisboa 2000-2010.
En relación con la crisis, dejando para otra ocasión las reformas estructurales que hay que conectar con las medidas inmediatas, recordaba en esa cena del Consejo a la que me he referido que eran imprescindibles tres actuaciones.
La primera relacionada con las políticas anticíclicas necesarias, como está haciendo Estados Unidos, hasta que la inversión privada no garantice un despegue autónomo. Se ha decidido una política de ajuste generalizada, afectando a todos los países de la Unión y el panorama de salida sigue siendo incierto. Naturalmente, ha de entenderse que algunos Estados de la Unión Europea han agotado sus márgenes de maniobra para las medidas anticíclicas y tienen que ajustarse. Pero en el espacio compartido de la Unión existen instrumentos como el Fondo Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Inversiones que pueden alentar la inversión. Además, no todos los Estados están en la misma situación y era de esperar que algunos, como Alemania, con margen de maniobra suficiente, tiraran del carro. La inquietud del otro lado del Atlántico por el severo ajuste europeo es comprensible. Tienen claro que la prioridad es el crecimiento y el empleo.
La segunda se refiere a la gobernanza económica de la Unión Europea. En este terreno, sus líderes, así como sus instituciones, están dando pasos en la dirección adecuada. Los choques asimétricos provocados por la crisis financiera en el espacio de un mercado único, y de una sola moneda, con distintas políticas económicas eran completamente previsibles. Ni el euro ni el Pacto de Estabilidad y Crecimiento están en la base de estos problemas. Pero no son suficientes para garantizar la convergencia. Por eso hay que vigilar las pérdidas de competitividad y los desequilibrios en las balanzas de pago, con estímulos y penalizaciones, para cumplir objetivos. Es imprescindible para mantener las ventajas del mercado interior y de la moneda. Se necesitan mecanismos de alerta para vigilar las divergencias de las economías de los distintos Estados de la Unión. En definitiva, concebimos una Unión Económica y Monetaria y hemos desarrollado solo una Unión Monetaria.
La tercera de las propuestas tiene que ver con la reforma, imprescindible, del sistema financiero si queremos evitar que ya, antes de salir de esta crisis, estemos incubando la siguiente, a cuyo rescate no podremos acudir. Nada sustancial ha cambiado en el comportamiento real de las entidades financieras, salvo para cortar créditos a la economía productiva. Sería deseable que la reforma se operara a nivel mundial a través del G-20, pero entretanto, y en todo caso, es imprescindible que la Unión tenga sus propias normas regulatorias comunes con sus mecanismos de control y vigilancia. Para hacer esto, Estados Unidos y la Unión Europea, a los que se ve como responsables del problema, tienen la obligación de acordar una reforma y proponerla para su consideración al G-20, como el embrión de la gobernanza económica y financiera que el mundo actual necesita.
Conectadas con estas medidas anticrisis, necesitamos reconstruir una economía social de mercado, sostenible y con un alto nivel de competitividad en la nueva realidad global. Hablar de un modelo que parece ser el nuestro como aspiración puede verse como una paradoja, aunque no lo sea, porque en lo que estamos es en una economía financiera de casino, más especulativa que real, y para colmo sin reglas que la hagan previsible.
La UE puede salir de la crisis, pero tiene que actuar ya, sin caer en la tentación de los que proponen volver a la "senda de la prosperidad perdida", porque esa senda ya sabemos a qué conduce. Hay que hacerlo para preservar nuestro modelo de cohesión social y nuestras aspiraciones de sostenibilidad medioambiental, enfrentando con decisión las reformas estructurales pendientes, desde la formación de capital humano hasta la demografía, pasando por la energía y otras. A ellas dedicaré el siguiente análisis.
Por hoy, baste recordar que este rincón de Eurasia, pequeño y superpoblado, que ha tenido mucho éxito en el pasado, no puede ni debe aceptar convertirse en rincón irrelevante o marginal en la nueva realidad global.
sábado 11 de septiembre de 2010
Si los políticos actuaran por razón de estado
Por Juan Gualberto Pemán Medina, miembro consejero de La Voz
En estos días aparecen con profusión noticias sobre el proyectado pacto de Zapatero con el PNV para obtener el apoyo del partido nacionalista en la votación de los Presupuestos Generales del Estado para 2011. No se trata de discutir el contenido de dichos Presupuestos, sino simplemente de cambiar el voto favorable del PNV, sin siquiera conocerlos, a cambio de nuevas y graves concesiones políticas a favor del autogobierno vasco, referéndum sobre los enclaves de Burgos y Cantabria en Euskadi, fraccionamiento de la Caja Única de la Seguridad Social, e incluso el resurgimiento del plan Ibarretxe. El pacto sería la mayor demostración por parte del presidente del Gobierno, en términos ya verdaderamente bochornoso, de que lo único que le importa es mantenerse en el poder «cueste lo que cueste», aunque para ello tenga que dar una vuelta más de tuerca a la desmembración del Estado español en que viene enfrascado desde el comienzo de sus mandatos.
viernes 10 de septiembre de 2010
Nace la era posoccidental, por Jean Daniel
Publicado
en El País, 10 de septiembre de 2010
He propuesto que los intelectuales y los pensadores políticos consideren de ahora en adelante que estamos abordando una era posoccidental. Y esto por oposición a la era denominada "posmodernista", a menudo fiel al pensamiento de Heidegger. El posmodernismo reciente consiste en una resistencia, vigilante y recelosa, de todas las agresiones que se supone suscita el progreso de las tecnologías y las ciencias programáticas. Especialmente, a causa de la apología de la velocidad, contra los valores reflexivos del respeto, el silencio, la soledad, la lentitud, el escrúpulo y la discreción.
El posmodernismo, pese a la acritud con la que ha sido discutido, encontró primero su legitimidad en la fórmula expresada por Camus al final de su discurso de Suecia, durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel. Camus estimaba que para su generación lo importante era conservar el mundo, más que reformarlo.
A partir de esta concepción, todas las variantes de pensamientos y comportamientos han sido concebidas apuntando hacia una especie de progresismo reaccionario, o de reacción reformista.
¿Cómo llegamos a eso? Como decía Michel Foucault, "el intelectual europeo -y yo añadiría occidental- siempre ha soñado con poder realizar la síntesis entre el sabio griego, el profeta judío y el legislador romano". El primero había aportado la Razón; el segundo, la visión del Mal; y el tercero, el Derecho. Y esto, hasta el tiempo en que se intentó otra síntesis -exitosa- entre la Luz de la aportación crística y las Luces del mensaje revolucionario. Ahora bien, como lamentaba Michel Foucault, en nuestra época, estas síntesis son imposibles de realizar e incluso de concebir. Foucault vislumbraba ya el otoño de Occidente.
Desde todas estas actitudes occidentales, las civilizaciones de los otros continentes no solo eran consideradas mágicas y dignas de una exploración maravillada, sino también contempladas con un irreprimible sentimiento de superioridad. Los viajeros que recorrieron China, la India, Bizancio y el Imperio Otomano dieron fe de lo contrario. El arte de vivir de aquellos países suscitó admiración y envidia. De hecho, fue solo hace dos siglos, es decir, desde el boom de su economía, su desarrollo y sus riquezas, cuando los occidentales se replegaron en un islote de arrogancia en el corazón de los océanos de civilizaciones diferentes, a veces a conquistar y a veces a evangelizar. El posmodernismo podía ser entonces un sueño de esteta ante la belleza de los peligros tecnológicos. Pero aún estábamos en la era occidental.
En este momento, Francia está sufriendo de lleno el final de esa era, con el derrumbamiento de su imperio y la llegada de hombres y mujeres a los que había colonizado y que, en razón de su número, pretenden vivir en comunidades, fieles a la cultura de su país de origen. En 1980, durante la campaña electoral de François Mitterrand a la presidencia de la República, un cartel que representaba un pueblecito al amparo de una iglesia católica cubrió todos los muros. Mitterrand era socialista y, en principio, anticlerical. Hoy, un cartel así no sería posible: sería juzgado agresivo y ofensivo para la fuerte minoría musulmana; cuando, entonces, los protestantes no pusieron objeción alguna.
La era posoccidental anuncia además la presencia de esos chinos, indios y brasileños que le están arrebatando lentamente a Occidente y, por tanto, a Estados Unidos antes que a nadie, la centralidad de una civilización que garantizaba su hegemonía intelectual. He aquí que ahora estadounidenses y europeos, que, juntos, representan menos del 20% de la población mundial, están a punto de verse privados de su superioridad material (si no militar) en nombre de valores que no son los suyos. Occidente descubre que sin el poder ya no encarna el ideal.
Jean Daniel es director de Le Nouvel Observateur. Traducción de José Luis Sánchez-Silva.
Sabiduría de una vida, de Naguib Mahfuz
Las mejores frases seleccionadas de las obras del Premio Nobel.
Editorial, Aleya Serour. MAEVA Ediciones. 143 pág. 2008.
El escritor egipcio Naguib Mahfuz es el único autor de literatura árabe galardonado con el Premio Nobel. Su extensa obra, publicada en más de 30 países, abarca 35 novelas y 15 colecciones de relatos, así como, numerosos guiones de películas. A pesar de haber llegado a la cima del éxito fue una persona modesta y comprometida con los valores humanos.
Nacido en El Cairo en 1911, comenzó a escribir a una edad muy temprana, ya durante sus años de estudiante publicó varios artículos y relatos en los que hablaba especialmente de la vida en los populosos barrios de El Cairo. Tras licenciarse en filosofía en 1934, trabajó como funcionario en diversas organizaciones. Fue además Director de la Fundación de Apoyo al Cine y consejero cultural en el Ministerio de Cultura.
En la década de 1950, la publicación de su “Trilogía de El Cairo”, compuesta por “Entre dos palacios”, “Palacio del deseo” y “La Azucarera”, precipitó un reconocimiento mundial que se vería confirmado con “El callejón de los milagros”, “Miramar”, “Espejos”, “Las noches de las mil y una noches” y “Los hijos de nuestro barrio”, entre otros. En 1988 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en recompensa a una vida dedicada en cuerpo y alma a la literatura y a la defensa de los valores más humanistas. Falleció el 30 de agosto de 2006 a los 95 años.
Aleya Serour trabajó durante más de veinticinco años en AUC Press, de El Cairo, la editorial original de Naguib Mahfuz, y es la persona que mejor conoce su obra.
Contenido: La obra del Premio Nobel de Literatura Naguib Mahfuz está llena de palabras sabias. Ahora tenemos acceso a una amplia y profunda perspectiva de su filosofía adquirida a través de una vida llena de experiencias y dedicada a la creación literaria.
Naguib Mahfuz, con una carrera literaria que se extiende a lo largo de casi setenta años, es uno de los escritores de mayor prestigio en todo el mundo y puede ser considerado como el auténtico padre de la literatura árabe. Defensor de un islam abierto y tolerante, luchó durante toda su vida por conciliar la rica herencia de su cultura con la modernidad.
“Sabiduría de una vida” es un reflejo de la filosofía de Naguib Mahfuz y del gran amor que sentía por Egipto. En una colección única de citas extraídas de sus obras se nos ofrecen sus reflexiones acerca de temas tan diversos como la infancia y la juventud, el amor y el matrimonio, la guerra y la libertad, la muerte y el más allá, el alma y la inmortalidad, así como muchos otros asuntos que nos ocupan a lo largo de ese viaje que es la vida.”
jueves 9 de septiembre de 2010
Del agnosticismo como condena
Pedro G. Cuartango
Publicado en El Mundo el Jueves, 9 de septiembre de 2010
He leído con sumo interés el anticipo de The Grand Design, el libro de Stephen Hawking. Dice literalmente que la materia ha surgido de la nada, lo que desde el punto de vista del racionalismo cartesiano resulta un absurdo. ¿Cómo algo puede surgir de la nada?
Hawking sostiene que había unas leyes preexistentes que determinaban el Big Bang original. Pero, ¿cómo pueden existir leyes en el absoluto vacío de la nada? Su afirmación contradice la lógica y toda la tradición del pensamiento racional desde Parménides, que contraponía como algo incompatible el ser y la nada.
Espero con ansiedad la publicación de su libro para ver si disipa mi impresión de que Hawking está haciendo una afirmación puramente mística al defender que la materia ha surgido de la nada. Sencillamente es imposible de creer.
Hawking concluye en su libro que no hay por qué recurrir a la hipótesis de Dios para explicar el origen del Universo. Su tesis es tan sostenible como la de Spinoza, que estaba convencido de que el mundo era una emanación de la sustancia divina.
Pensar que las cosas han surgido de la nada es tan lógico o tan absurdo como creer que el Universo es la creación de un ser superior llamado Dios. Y puestos a elegir entre la nada y la existencia de un Relojero Universal, me parece más sugerente la segunda opción.
Hawking fracasa en su intento de eliminar la hipótesis de Dios, al igual que San Anselmo o Santo Tomás no nos logran convencer racionalmente de que existe una causa primigenia de todas las cosas.
Dios, ser eterno e inmutable, es tan impensable como la nada porque ambos conceptos exceden los límites de lo humano. Tal vez sería mejor preguntarse si el mundo es producto del azar o de la necesidad o de la combinación de ambos factores.
Nadie ha logrado hasta ahora demostrar la existencia de Dios, pero tampoco su inexistencia. Ello implica que no hay incompatibilidad entre la ciencia y la religión y deja un amplio margen a las creencias personales.
Entre quienes creen en Dios porque tienen fe y quienes se proclaman ateos porque no necesitan una explicación trascendental de lo real, yo defiendo un agnosticismo que se fundamenta en la pura incertidumbre.
Creo que el hombre está condenado a no saber y a vivir su existencia con esa angustia del desconocimiento de su origen. Ése es nuestro verdadero pecado original. Yo tuve una infancia y adolescencia de fuertes vivencias religiosas y ahora siento un enorme vacío interior que me corroe.
Sin la posibilidad de agarrarme a unas convicciones firmes, me resta la conciencia del devastador paso del tiempo que todo lo consume. Dios guarda silencio en un mundo donde el dolor y el mal han apagado el tibio resplandor de la esperanza.
miércoles 8 de septiembre de 2010
La renuncia de Pérez Reverte
lunes 6 de septiembre de 2010
De profesión, político. Por Jaime Rocha
Me voy a referir a nuestra clase política, no a toda naturalmente, la generalización es mala e injusta siempre, pero, digamos que lo que voy a comentar es más bien consecuencia del sistema y por tanto son prácticamente todos los políticos en activo los que “sufren” sus efectos.
Dicen que nuestra democracia está consolidada, que treinta años de ejercicio democrático es un periodo suficiente y de hecho, históricamente, nuestra Constitución del 78 es, con mucho, la más longeva de nuestras Cartas Magnas.
Ha propiciado un periodo de progreso en todos los órdenes jamás conocido en nuestra historia moderna. El mundo se admiró de nuestra transición y admiró a sus autores, aquellos políticos de todo signo que, renunciando a legítimas aspiraciones, lo hicieron en beneficio de la causa común, en beneficio de un pueblo esperanzado y expectante.
Vivía yo en Praga en aquellos convulsos tiempos de su propia transición, cuando, no solo allí, sino también en Moscú y por otras capitales de la Europa de Este, tras la caída del muro de Berlín, se paseo una exitosa exposición itinerante sobre nuestra transición, a la que ponían voz, en conferencias repletas de políticos locales, algunos de nuestros protagonistas mas destacados, como Alfonso Guerra o el General Gutiérrez Mellado.
Veían, los europeos del Este, un ejemplo a seguir y se admiraban de que, tras la muerte de Franco, los españoles, con unos antecedentes inmediatos nada tranquilizadores, no nos hubiéramos liado otra vez a mamporros unos con otros.
Era de admirar que este “milagro” lo hubieran conseguido unos políticos con poca práctica política, pero sabiendo muy bien cuanto se jugaba el país en este empeño y la trascendencia de los acuerdos que se negociaban. El 25 de octubre de 1977, se firman los “Pactos de la Moncloa”, otro ejemplo de cordura y responsabilidad.
Si he citado estos importantes hechos, protagonizados por una clase política sin apenas experiencia pero con mucho sentido práctico, que nos gobernó hace treinta años, es solo para compararlo con la clase política actual.
El consensuado sistema electoral, posiblemente el único viable entonces, se ha demostrado imperfecto, además de inadecuado a la España de las autonomías, y necesitado de una urgente modernización. La peor consecuencia es, sin duda, entre otros malos frutos, el acceso a los puestos dirigentes de auténticos “profesionales de la política”, personas con nula o escasa formación académica, con nula o escasa experiencia profesional, es decir personas que sin mas mérito que saber medrar, se dedican a vivir de la política y a vivir muy bien y, no tienen reparo alguno en proclamar que, mientras buena parte del país lo pasa mal o muy mal, sus hijos acuden a centros de enseñanza privados, gastan cantidades escandalosas en redecorar despachos, tunear vehículos oficiales o viajes al extranjero sin sentido práctico, amen de colocar, bien colocados, a parientes muy próximos.
La llamada “sociedad civil” ha comprobado ya en demasiadas ocasiones el escaso valor de sus opiniones, incluso cuando por la defensa de una causa se han llegado a recoger tres millones de firmas. Nada, lo que se dice nada de nada. Bueno, dirán, pero cada cuatro años tenemos la oportunidad de elegir a quienes queremos que nos gobiernen. Otra falacia. Un partido puede resultar el más votado y que gobierne una coalición “postelectoral” de pequeños partidos de la más variada ideología, incluso hasta encarnizados oponentes antes de las elecciones, que se unen como por ensalmo solo “para que no gobierne el otro”.
Pero es que luego, sus formas de hacer política se basan en el “y tú más”. Por muy mal que estén haciendo las cosas, la respuesta a cualquier interpelación es que “los otros lo hicieron peor”. Nada de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos, El objetivo es no bajarse del coche oficial.
Ahora, como ejercicio y derecho democrático, observemos a los políticos que nos representan. Veamos de cerca y con espíritu crítico si defienden lo que decían defender antes de las elecciones, si hacen lo que prometieron hacer y sobre todo si son para nosotros un ejemplo de honradez, trabajo, dedicación y solidaridad con las situaciones de los más necesitados. Veremos quien queda en pie para las próximas elecciones.